Puede un ser humano enamorarse de un robot? ¿Es una perversión tener relaciones sexuales con una maniquí? La idea aparecía ya en Frankenstein. El cine lleva planteándose estas mismas preguntas desde sus inicios, creando autómatas o replicantes en películas visionarias como Blade runner o Inteligencia Artificial que concibió un mundo futuro en el que existían legiones de cyborgs dedicados a ofrecer placer carnal.